lunes, 2 de abril de 2012

EXPERIMENTO DE MILGRAM

El experimento de Milgram fue un famoso ensayo científico llevado a cabo por Stanley Milgram, un psicólogo de la Universidad de Yale (Estados Unidos) y publicado por primera vez en una revista en 1963, bajo el título de: Estudio del comportamiento de la obediencia. 
El objetivo o fin de este experimento era medir la buena voluntad de un participante a obedecer las órdenes de una autoridad aún cuando éstas puedan entrar en conflicto con su conciencia personal. Comenzó a llevarse a cabo en julio de 1961, un año después de que Adolf Eichmann fuera juzgado y sentenciado a muerte en Jerusalén por crímenes contra la humanidad durante el régimen nazi en Alemania. Milgram estaba intrigado de cómo un hombre completamente normal e incluso aburrido y que no tenía nada en contra de los judíos podría ser activo partícipe del Holocausto. A continuación, analizaremos más detallado este proceso:


Se buscaron varones de entre 20 y 50 años para participar en dicho experimento. Se les llevó a unos laboratorios en el recinto universitario de Yale, y allí les contaron que formarían parte de un proceso para estudiar los efectos del castigo en el aprendizaje. Se dividieron en dos grandes grupos, en el que había profesores y alumnos. El profesor, debía leerles una lista de cuatro palabras emparejadas, con lo cual, el profesor repetiría una ellas y el alumno debía contestar correctamente a la pareja de la palabra dicha. En caso de fallo, recibirían una pequeña descarga eléctrica. Este proceso, está amañado, ya que a los voluntarios no se les explica que hay un cierto número de personas que son actores. Lo que realmente se va a medir no son las descargas eléctricas que pueden ayudar a un alumno a aprender, sino hasta qué punto una persona está dispuesta a producir descargas eléctricas dolorosas a otra. El sorteo para repartir los papeles entre profesores y alumnos tampoco es real, está amañado para que el papel de alumno lo interprete un actor contratado para el experimento. Ese actor no recibirá en realidad ninguna descarga eléctrica, pero eso el voluntario que adoptará el papel de profesor no lo sabe.



Hecho el sorteo, profesor y alumno, son llevados a una habitación donde el alumno es atado a una silla para evitar que éste se mueva al recibir las descargas. El profesor se va entonces con el director a la habitación de al lado, en la que estarán solo ellos dos. El alumno habrá quedado solo. En esa habitación, el profesor se sienta ante un aparato de aspecto imponente dotado con 30 interruptores. El alumno, por su lado, dispone para comunicarse con el profesor de 4 interruptores, que empleará para elegir entre las posibles palabras. La prueba ha de transcurrir así: una vez leídas las 4 parejas de palabras el profesor leerá una de ellas y dará al alumno 4 opciones para responder. Con los 4 interruptores de que dispone el alumno comunicará su elección. Si acierta, el profesor pasará al siguiente grupo de palabras, pero si falla, además se le aplicará la descarga eléctrica. 

El alumno, que en realidad es un actor, tiene instrucciones de responder unas tres respuestas erróneas por cada respuesta correcta. De este modo el voltaje que el profesor cree aplicar irá subiendo rápidamente. Cuando llegue a los 300 V el alumno deberá golpear la pared, golpe que será claramente audible por el profesor. Además no pulsará ninguno de los interruptores. En este momento es previsible que el profesor pregunte al director del experimento qué hacer, a lo que éste ha de responder: "la ausencia de respuesta ha de ser considerada como una respuesta errónea". 

En la siguiente descarga, la de 315 V, de nuevo se oye un golpe al administrar la descarga. A partir de ahí ya no habrá más golpes ni respuestas.
Ante las previsibles protestas por parte de los profesores, el director del experimento le pedirá que continúe hasta 4 veces. Si aun así el profesor rehúsa continuar con el experimento, éste se da por finalizado.



Este vídeo muestra un caso real de este experimento:



Por último, daremos una visión sobre los tipos de conclusiones, observaciones, etc que se han dado tras este experimento: 

En realidad 26 profesores de entre 40 voluntarios llegaron al final, un 65%. Las personas por lo común aprenden desde la niñez que no se debe hacer daño a otra persona contra sus deseos, pero la mayor parte de los sujetos obedecieron las órdenes contrarias por parte de la autoridad. No habrían sufrido ningún castigo por desobedecer, y sin embargo no lo hicieron. Observaciones y entrevistas posteriores dejaron claro que estaban actuando contra sus propios valores. Las terribles cifras del experimento, demostraron que los seres humanos ordinarios, ante la orden de una figura con un poco de autoridad, son capaces de cometer aborrecibles brutalidades, de actuar con crueldad y desprecio por la vida y de llevar a cabo actos de lesa humanidad.

Otro detalle sorprendente del experimento, aunque difícilmente evaluable, fueron los signos de tensión dada por los profesores: sudores, temblores, tartamudeos, gemidos, mordeduras de los labios, clavar las uñas en la carne, incluso risas nerviosas y grotescas. En tres casos se observaron espasmos y en uno de ellos fueron tan violentos que debió interrumpirse el experimento. Uno tendería a suponer que el profesor continuaría el experimento o lo abandonaría, según dictara su conciencia. Sin embargo no fue esto lo que ocurrió. La mayoría de los profesores continuaron el experimento pero dejando esas claras señales de su conflicto interno.


Un solo experimento con 40 personas puede parecer muy escaso. Efectivamente lo es, y Milgram repitió el experimento con algunas variaciones, para estudiar como diferentes factores afectarían a la obediencia. 

1 comentario:

  1. Bien o medio bien. La descripción del exp y el enlace están muy bien pero falta algo muy importante, y más en un blog: la valoración personal. Os recomendé este tema porque me pareció adecuado para hacer una reflexión sobre el papel social de la ciencia y no la veo.
    Saludos

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