sábado, 9 de junio de 2012

EL LAISSEZ-FAIRE SEGUN KEYNES

El  Laissez-Faire, concebido  por  Keynes,  es  un  producto  histórico  de  diversas  corrientes  de  pensamiento. Con  la  caída  del  antiguo  régimen,  se  paso  del  derecho  divino  de  la  iglesia  y  el  rey,  a  las  libertades  individuales  y  el  contractualismo. Se  concibió, luego, el  utilitarismo, que  en  manos  de  filósofos  como  Locke  y  Hume  dio  paso  a  la  doctrina  del  individualismo, En  que  el  individuo  pasó  a  ser  el  centro  de  todo. Se  fundamentaron, así, las  bases  del  derecho  de  propiedad  y  la  libertad  del  individuo  para  disponer  sobre  el  y  sus  bienes.  

Una  segunda  ola  de  pensamiento  surgió  en  respuesta  a  la  concepción  del  hombre  como  un  individuo  egoísta  y  calculador. William Paley   inculcó  ideas  de  benignidad  desde  la  concepción  divina  de  orden, Bentham  desde  una  base  racional  pensó  al  hombre  como  un  ser  en  busca  de  su  propio  interés  pero  motivado  por  el  bienestar  de  sus  semejantes,  y  Rousseau  tomo  la  base  contractual  y  la  convirtió  en  igualdad  natural  de  la  humanidad.       

Para  Keynes, la  segunda  corriente  no  elimino  la  anterior, se  mezclo  con  ella, puesto  que  a  principios  del  siglo  XIX  el  individualismo  conservador  y  el  igualitarismo   lograron  la  armonía  gracias  a  los  economistas, quienes  pretendieron  darle  una  base  científica  a  la  idea  de  las  ventajas  privadas  en  favor del  bien  publico. De  aquí  la  conocida  proposición  del  economista  Adam  Smith  que  supone  a  los  hombres  buscando  sus  intereses  personales  con  conocimiento  de  causa, en  condiciones  de  libertad,  y  al  mismo  tiempo  promoviendo  el  interés  general.

Lo  anterior, sumado  a  que  la  experiencia  de  gobierno  de  los  siglos  XVIII  y  XIX mostraba  grandes  visos  de  corrupción  e  incompetencia, donde  administradores  públicos  ineptos  eran  perniciosos  cada  vez  que  pretendían  intervenir  en  la  economía, fue  creando  el  ambiente  propicio  para  la  imposición  de  una  doctrina  donde  el  estado  se  debe  limitar  y  la  economía  se  debe  regular  lo  menos  posible  reposando  sobre  la  iniciativa  privada. El Laissez-Faire se impuso, finalmente, como única vía a la prosperidad.  
                              
El principio de Laissez-Faire tuvo popularidad ya que pareció conciliar lo irreconciliable: la discusión entre socialismo y egoísmo que se daba en la filosofía y los debates éticos del Siglo XVIII. Son los economistas pregonando que un egoísmo de mercado puede llevar al bienestar social quienes conjuraron el debate filosófico entre la contradicción Individualista y la Socialista. Keynes intenta señalar donde es que se construye el dogma del Laissez-Faire en la historia, presentando como equivocada “la tradición que lo asocia con los fisiócratas”, pone que la frase de Laissez-Faire no se encuentra implícita en las obras de Smith o de David Ricardo, mucho menos en Malthus. Aunque reconoce a Smith como un Librecambista y una de las bases de Laissez-Faire, para Keynes, el dogma se consolida dentro y con el auge del Utilitarismo, son entonces Paley y Bentham quienes elevan el verdadero Laissez-Faire.

Para Keynes el Laissez-Faire sólo es parte de un enorme conjunto dogmático en el que van incluidos: la Libertad Política, el Utilitarismo y el Positivismo, e incluso cierto optimismo teológico en el que Dios no se ha apartado del hombre y logra: “que actúen en armonía tanto los agentes libres como moléculas inertes…”

sábado, 2 de junio de 2012

¿QUIEN DEBE GOBERNAR?

Desde la antigüedad hemos visto que los diferentes poblados; tanto bandas como tribus, etc... sobrevivieron sin la existencia de un gobernante que impusiera su autoridad. Sólo un hombre, denominado el cabecilla servía de ejemplo para el resto de la comunidad. Él debía trabajar más que los otros individuos, era generoso con su gente y en caso de conflicto él repartía los bienes disponibles. Ni siquiera tenía autoridad para imponer castigos o penalizaciones. Tras varios procesos derivados de estos poblados se ha llegado a lo que hoy conocemos como Estado.

Sin embargo, existen muchas diferencias tanto a favor como en contra de lo que realmente son este tipo de organizaciones, los Estados. 
En la actualidad existen diversas críticas acerca de quién debe gobernar sobre los ciudadanos o si es cierto que no tenemos necesidad de ninguna autoridad para controlar el comportamiento humano. 

Partimos de una afirmación totalmente rotunda: La sociedad es totalmente necesaria para la comunicación y relación de las personas, así como de la propia autorrealización. Si ésto no sucediera así, seríamos unos seres salvajes sin civilización alguna. Por ello, si damos por supuesto que vivimos en una sociedad, podemos dar por hecho también de que en cierto modo sabemos comportarnos como seres racionales. Estamos sujetos a un sistema de gobierno que nos obliga a realizar una serie de acciones que si no se cumplen nos veríamos penalizados. Podemos observar día tras día como en la escuela, en el trabajo, en la carretera... estamos continuamente atados a una serie de reglas. En ocasiones hace que hagamos perder nuestra propia libertad.

Ahora bien, debemos tener en cuenta los diferentes sistemas que tenemos a nuestro alcance y de los cuales tenemos una serie de conocimientos fundamentales:

Analizemos el caso de Estados Unidos: Su forma de gobierno es un sistema totalmente libre. Los ciudadanos tienen en su mano la capacidad de elegir sobre su modelo de sanidad, su educación, etc. Podemos llegar a una conclusión en la que afirmemos que este sistema podría ser el más adecuado para los individuos. No tenemos que seguir una serie de imposiciones dadas por el Gobierno, y ésto hace que los propios ciudadanos no se sientan enajenados a lo que los políticos decidan. Por éllo, tienen una libertad totalmente abierta. Defiende la propiedad privada e individual sobre todas las cosas, aunque lógicamente, todo depende de un círculo mayor, en este caso su propio sistema, el capitalismo. Así como existen grandes ventajas, vienen las desventajas. En este sistema federal, las personas que por razones desconocidas pueden quedarse sin trabajo, significa la ausencia de dinero y con lo cual no podrían llegar a pagarse su propia sanidad o educación. Con ello, tampoco le sería dado una imdemnización por su situación laboral. Ésta es una de las grandes desventajas, pero llegamos a la conclusión de que este tipo de organización desea la plena libertad de las personas, para lo bueno y para lo malo.

Un caso contrario al de Estados Unidos, sería por ejemplo, España: El Estado influye en la economía de nuestro país, lo que quiere decir que todo individuo tiene derecho a la sanidad pública, la educación, la justicia... Todo viene dado de antemano en este sistema. Si una persona, se queda en el paro, recibe una indemnización. Todo está cubierto por la organización del Gobierno. Al contrario, en este sistema nos sentimos enajenados con las diferentes reglas y normas impuestas. Está claro, que en caso de ser personas menos favorecidas, este sistema puede ser totalmente necesario. Pero, ¿dónde queda la libertad de las personas? No existe nada que no podamos hacer por nuestra propia cuenta y como tal, estamos pendientes de las normas a cumplir.


En todo caso, sea el sistema que sea, debe tratarse de un gobierno justo con nuestra sociedad, que no sea un gobierno para el propio bien de los políticos. En definitiva, un gobierno legítimo. Sabemos, que en ocasiones ésto no sucede así y se dá lugar a situaciones de dictaduras, fascismos, en los que la libertad está totalmente restringida. Existe un líder que gobierna sin ningún tipo de medida sobre los demás ciudadanos. Controla la producción, la educación, la sanidad, la vida de sus individuos, etc. Creo, que una frase de Sócrates expresa con demasiada claridad lo que puede llegar a decirnos y reflexionar acerca de ello: "Escogemos a nuestros generales, nuestros doctores y abogados, nuestros cuidadores de caballos, albañiles y nuestros zapateros a los que mejor lo hacen; y sin embargo, escogemos a nuestros líderes a suertes. ¡Qué locura!".

Debe ser totalmente necesario que una serie de personas dotadas para ello, gobierne sobre los ciudadanos y nos indique aquello que es correcto y lo que no. Pero, para ello sería también necesario que ese gobierno además de dictar sus propias leyes, nos proporcione una serie de ejemplos para que los ciudadanos imitasen ese modelo de actuar, sin repercutir en nuestras acciones o que sea impuesto u obligado. Sin ningún tipo de autoridad que llevara cuentas sobre una civilización, todo sería un completo caos en el que nada ni nadie sería respetado.